miércoles, 21 de marzo de 2012

"¿Por qué no puedo ser del jet set?"


No hay que olvidar, que además de tener que ser excelentes profesionales, buenos  padres, hijos increíbles,  alumnos responsables y grandes maestros, es necesario que también seamos buenos jugadores y no me refiero a lo que tiene que ver con la gran frase sentimental: “En la vida no es necesario tener todas las fichas sino saber jugar con las que uno tiene”. Hablo de saber jugar inteligentemente y no morir siendo un “loser”—.

Exactamente “El Triviador” fue el juego que hizo volar mi cabeza. El primer contacto comenzó cuando en una ronda de amigas, de lo único que se hablaba era de este mágico juego que realiza preguntas de interés general y se tiene solo un minuto para dar la respuesta. Es un juego que pertenece a Facebook, y las partidas se realizan entre tres contrincantes desconocidos.

Que solo se hablara de él, no fue el factor clave para que entrara en la “Mafia del Trivia”. El momento culmine ocurrió una noche en la cual compartía una sesión de chat y me convocaron para que fuera parte de una “partida amistosa” —se basa en jugar con tus contactos amigos—. Seguido de la soñada invitación, obtuve una desgraciada y acertada acotación: “Vos nunca jugaste, hay que tener determinada puntuación para poder participar de una amistosa”. Simplemente me hicieron a un lado, contactaron otro jugador y se comenzó la partida.

Desde ese entonces el “grandioso juego” se había convertido en algo personal. No solo me estaba faltando información para poder debatir en las conversaciones, sino que el maldito me estaba robando a mis amigas.

Comencé a jugar las típicas partidas y me encontré con que el diagrama del juego no se basaba solamente en preguntas y respuestas, era más complejo de lo que imaginaba. El formato se basaba en que a cada uno de los tres participantes le correspondía un castillo de determinado color —podía ser rojo, azul o verde— y a partir de las batallas entre los colores es que surgían las preguntas.

“Y pensar que me habían dicho” diría el muchacho de polera del aviso publicitario de grapa miel Vesubio, no estábamos frente a un juego adulto que tenía como fin ampliar nuestro conocimiento. Era nada más y nada menos el simple placer de “atacar al castillo”, contestar una pregunta banal, y ver como de manera extraordinaria el imperio contrincante caía ante nuestras narices transformándonos en grandes vencedores.

Por lo tanto,  morir por conocer lo desconocido puede resultar un tanto peligroso,  y más aun cuando lo que está de por medio es un juego ingenuo que puede llegar a convertirse en un vicio incontrolable por el placer de ganar.






RECOMENDACIÓN: Porque en este momento, todos queremos pertenecer al Jet Set del Trivia. "Jet set" Soda Stereo

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