miércoles, 22 de febrero de 2012

"Ella era un travesti"

Es más que una obviedad encontrar más de mil y un disfraz en las noches calurosas de carnaval. Reiteradas veces vimos “colegialas”, “piratas”, “fantasmas”, “payasos”, y hasta varios desubicados que combinan mil prendas sin sentido y creen tener el mejor disfraz—lo digo por experiencia propia—.  Sin duda que la originalidad se destaca año a año fomentando la imaginación de los participantes de la fiesta carnavalera.

Pero lo que es  imposible de olvidar son los hombres trasvertidos de mujer. Es más que una ley, que las personas de género masculino les pidan a sus hermanas, a sus madres o hasta sus amigas  prendas femeninas que al menos pasen por algunas de sus piernas.
Generalmente el vestido es la opción favorita para los que eligen este disfraz. ¿Por qué? Porque es la prenda más cómoda, por lo general es stretch e intenta que sus partes íntimas salgan a la luz —sólo en algunos casos. La fascinación que tienen algunos hombres por mostrar su “amiguito” es increíble—.

Es probable que al diseñar el conjunto de vestido, tacos, peluca y maquillaje—incluyendo labios rojos— se pueda tener un mínimo éxito. Pero luego de haber bebido litros de alcohol, de haber "tirado los galgos" a cuanta “gatubela” se cruzó, y de haber bailado abrazado con su amigo que también estaba con su vestido de mujer la situación  aumenta intensamente.

Milhouse se anima
¡Vos también!

 Lo más detestable es que ni siquiera son cuerpos esculturales los que usualmente lucen estos delicados disfraces ¡Hombres de hasta 50 años lucen muy contentos sus piernas peludas y sus panzas redondas como si fueran la hermosa panza de Homero Simpson! Por favor muchachos un poco de respeto. Seamos conscientes y coincidamos en que no todos tenemos el placer de ser sexys barrigones.

RECOMENDACIÓN DE LA SEMANA: ojo no cruzarse con alguno y pensar que es una mujer real  —conozco casos —.


"Ella era un travesti" VILMA PALMA

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